Actividades a realizar:
- Realizar el análisis inicial de la empresa, donde constarán aquellos procesos de negocio críticos que cubrirá la nueva aplicación.
- Analizar si la herramienta cumple con todos los requerimientos de la empresa. Un consultor debe ser capaz de detectar si una funcionalidad no está cubierta por la aplicación y saber los pasos que debe seguir para desarrollarla. En este punto es necesario aclarar que lo ideal, en la mayoría de ocasiones, es comprobar si aquello que parece requerir un desarrollo a medida puede ser cubierto sin ningún coste adicional. Se puede utilizar una funcionalidad que ya existe hasta que se verifique que el desarrollo es estrictamente necesario, normalmente después de que haya pasado un tiempo.
- Saber vencer las posibles reticencias de los usuarios y la resistencia de la empresa al cambio. No basta con implantar un buen sistema ERP, sino que hay que hacer entender a todo el equipo que es necesario y que a la larga les reportará beneficios.
- Adecuar los procesos de la empresa a las posibilidades que ofrece la herramienta. Hay que detectar y eliminar los procesos repetitivos, así como plantear una estrategia para aprovechar el tiempo y los recursos.
- Saber solucionar todos los problemas que pueda encontrar en el proceso de implantación de un ERP, como pueden ser: Desviaciones en el planning inicial, reticencia o rechazo de la aplicación por parte de los usuarios, retraso en la entrega de los desarrollos solicitados, mala calidad en los datos de la migración, desinterés o falta de asistencia de los usuarios a las formaciones, decisiones tomadas de forma unilateral por el cliente, etc.
- Formar a los usuarios en el uso de la herramienta. Como comentábamos, además de supervisar la implantación de un ERP, un consultor debe saber comunicar al equipo cómo utilizarlo para poder mejorar realmente la productividad de la empresa